Había una vez un fulanito (para efectos prácticos será el Fulanito A) ; él tenía bien puesto su objetivo en la mira: Una fulanita (en adelante Fulanita B) . Ella con el paso del tiempo se dio cuenta de que el Fulanito A, como se diría vulgarmente, andaba sobres, así que disfrutaba de darle atole con el dedo.
**Acotación: La fulanita B es muy (MUY) guapa; el fulanito A es una grata curiosidad (entiéndase para gustos exóticos).
No queremos que se confundan y piensen que todas las mujeres somos unas mustias, es simplemente que cuando sabemos que alguien muere por nosotras nos gusta mantener viva la ilusión del individuo.
¿Cómo? Dando atole con el dedo.
Verán, dar atole con el dedo es todo un arte. Va desde la manera en que te diriges a él:
- Lo miras fija y directamente a los ojos y cuando sientes que está muy chiveado hasta te le acercas y le sonries.
- Cualquier cosa que te dice (por más trivial que sea) tú respondes con un: ¿EN SEEERIO? a ver, cuéntame... Sí, como si de verdad te importara lo que te está diciendo.
- Le haces creer que te interesa pasar un poquito de tiempo con él.
- Cuando te pide tu correo, tú como que no quiere la cosa se lo das (sabiendo que antemano que en cuanto tenga una computadora enfrente te agregará al MSN o en su defecto al Feisbuk). Y no te limitas sólo a esto, sino que además te tomas el tiempo (no mucho) para platicar con él o contestar sus mensajitos.
- Si te invita a salir, ahora sí que como dice la canción, le dices que sí pero no le dices cuándo y ya si de plano le tienes que decir que sí y ponen una fecha para el tan esperado momento, casualmente siempre surge algo "inesperado" que te impide acudir a la cita.
En resumen, eres tremendamente simpática y hasta encantadora con el pobre sujeto.
PEEEEEEEERO
Eso es sólo cuando se te antoja, ya que en realidad no te interesa en lo más mínimo.
Saludos cordiales
La Guayaba y la Tostada =)